Cuando hace diez días nos dijeron que iba a estar lloviendo durante diez días nos pareció una barbaridad, comentando con los compañeros, todos tuvimos la tendencia clara a minimizar lo que todavía ni intuíamos que se nos venía encima: "no, no creo que llueva tanto tiempo, serán las típicas tormentillas de verano que pasan rápido en un día espléndido de sol, los pronósticos en primavera cambian de un momento para otro". Qué equivocados estábamos, la que no se equivocó fue la Agencia Estatal de Meteorología, efectivamente ha llovido con todas su ganas durante diez días con sus diez noches incluidas, tormentas, granizos, vientos huracanados, y no es una exageración... durante diez laaaaargos días, agotador. Total, que hemos vivido un cuarto del diluvio universal, sí, un cuarto enterito, que no voy a decir yo que no nos merezcamos un diluvio universal completo, nos lo estamos ganando a pulso, pero que nos tendrían que avisar con mucha antelación, por eso de que la labor de construir el arca y llenarla de animales no es hoy en día tan fácil como en tiempos de Noé, que mientras que se decide quién tiene las competencias en la materia, se aprueba el gasto, se redacta el proyecto, se aprueba, se saca a contratación, se reciben las ofertas, se adjudica, se contrata y se pone el constructor en marcha... te puedes pasar más de un año sólo moviendo papeles, vaya, que nos extinguimos seguro.
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