Entre col y col...

Si, efectivamente: lechuga. No lo puedo evitar, me encanta comenzar nuevos proyectos, el problema es que me gusta mucho más comenzar que terminar, encontrar el patrón perfecto, modificarlo a mi leal saber y entender, buscar el hilo adecuado, visualizarlo con todo lujo de detalles, disfruto. Otra cosa es llegar al final. Me he entusiasmado con un chal al que hace tiempo le eché el ojo, el chal Eva, todo un clásico al que no me he podido resistir, ¡lo que me gusta a mí un chal de crochet!

Las primeras vueltas son de lo más emocionante, tan cortitas, de una vuelta a otra rápidamente, viendo como crece por momentos, y ahí estoy, supermotivada.

Lo peor llegará en breve, cuando cada vuelta se eterniza, pasan los días y el tamaño es el mismo, entonces hago igual que ahora: comienzo un proyecto nuevo y... ya si eso... pues ya se irá acabando el anterior. Sé que no debería hacerlo así pero creo que no lo puedo evitar. Otro día te enseñaré lo que tengo a medio hacer, que no es poco, con tranquilidad, que no panda el cúnico.

De mil colores

Aprovechando esto de la primavera que tan bien nos sienta a todos (bueno, igual los alérgicos tienen otro punto de vista) y que con el cambio de horario hoy todos duermen hasta tarde, se me ha ocurrido compartir unas florecillas que hace tiempo que tejí pero que se quedaron en una cajita por falta de clientes.

Y lo explico: en realidad estas flores las hice a modo de muestra para hacer un regalo en el que las "regalables" elegían el modelo y el color entre una carta que les mostré. El regalo salió bien, cada chica con su flor en el pecho, sin embargo mi hijo, que sigue con la idea de que uno puede vivir de su arte, decidió hacer una prueba y ponerlas a la venta en no sé qué medio de esta bendita red. Eso sí que fue un fracaso, no hubo respuesta... otra vez será, no perdamos la esperanza, que no panda el cúnico.

Tengo que decir que estas fotos son mías, aunque sea obvio, por no desprestigiar a mis fotógrafos que sí que hacen un trabajo de calidad, por hoy me valen, por no perturbar su sueño.

¡Prueba superada!

Primer Amigurumi terminado y no me ha quedado nada mal, ¿verdad que no?

Ahí está la criatura flotando en el espacio gracias a uno de mis fotógrafos preferidos, mi hijo Guillermo, que ha tenido la amabilidad de hacer estas fotos, todo un profesional, precioso por dentro y por fuera y sin venda de madre, ¿o no están bonitas las fotos?

Vaya cara me quedó, pero bueno, me conformo por ser el primero, espero que de muchos otros que no voy a tener más remedio que tejer, porque a éste ya le han salido pretendientes. Entre las muchas peticiones familiares y que el tema ha resultado bastante adictivo, creo que pronto empezaré otro. He pensado hacerle un compañero y mandarlos a Sevilla, a casa de dos hermanitos preciosos a los que le gustó y a los que les prometí un par de ellos, iguales, por supuesto para no crear conflictos fraternales.

Me atreví con los amigurumis.

En este tiempo que llevo experimentando como autodidacta del crochet, he pasado por miles de blogs en los que grandes artistas y otros menos dotados, todo sea dicho, mostraban con orgullo preciosos animalitos o monstruitos o incluso comiditas hechas de crochet... ¡más moooonos! Sin embargo nunca me atreví con uno de ellos, un error por mi parte que descubrí hace unos días. 

Manos a la obra, busqué un patrón en esos blogs a los que agradezco enormemente su generosidad, me hice provisiones de hilo en el chino, porque para probar tampoco iba a derrochar en materiales, salí a la terraza a tejer aprovechando una de estas primaveras en pleno invierno y... me encantó. Tras unas cuantas de horas, no seguidas, claro, y tras mucho hacer y deshacer y volver a hacer para deshacer de nuevo, esto va tomando forma de animalillo, comparto emocionada algunas fotos, una vez que el desastre del comienzo ha pasado.

Vamos, que no veo la hora de verle la carita, ¿tú no? Ahora toca inventar, no tengo ojos de esos de seguridad que acabo de descubrir que existían y eso del bordado tampoco se me da muy bien, ¿me lo cargaré al final? ¡con lo divino que me está quedando! Bueno, bueno, tranquilidad, que no panda el cúnico. 

¡¡¿Holaaaaa?!! ¡¡¿Hay alguien ahí?!!

Supongo que no, pero lo habrá, seguro, por eso y para quien se asome a este blog, aunque sea por accidente, hoy escribo esta primera entrada, sirva de presentación.

Ser madre te cambia la vida, un hijo te hace crecer como persona, te hace madurar... y además a mí el mío me ha hecho abrirme un blog, ¿para qué? Ya veremos, a ver lo que sale, igual esto es el comienzo y el final. De momento la idea es compartir en este gran universo paralelo que es la red, mi afición desde hace algún tiempo: EL CROCHET, sí, sí, el ganchillo de toda la vida, cosas de abuelas, de aburridos de la vida... lo que quieras llamarles, pero para mí un ejercicio de optimismo como otro cualquiera.

Keep calm and crochet, que no panda el cúnico, bienvenido.