El compañero cabezón.

Dicho y hecho, ¿para qué dejarla solita por más tiempo? ahí está el compañero cabezón, excesivamente abrigados para el tiempo en el que estamos, la verdad es que da un poco de agobio verlos con gorro y bufanda. ¿Será esto añoranza del envierno, el frío, la lluvia, los días tan cortos.....? Noooooo, ni hablar, para nada, que no acabe el verano, me lo pido.

Y ahora unas en solitario, que el chaval también reclama su protagonismo.

Por si refresca, que ya va siendo hora.

He aquí un chalequito de hilo que empecé allá por septiembre del año pasado y que como ya se me vino encima el otoño y comenzó a hacer frío antes de que lo terminara, lo dejé un poco abandonado. Lo he retomado hace unas semanas y... ¡conseguido! este año sí que lo estreno, o eso espero.

 

Ahí en la percha parece un poco destartalado pero doy fe de que me ha quedado hasta mono. Ahora a esperar que refresque, que ya se echa de más tanto calor. Lo diré así por no decir que se echa de menos el frío, eso nunca.

Una nena muy mona.

Hace tiempo que vengo viendo en la red unos muñequitos cabezones supergraciosos que con un mismo molde, cambiando los colores, las ropas, los complementos, dan lugar a una gran variedad de personajillos, para mí encantadores.  He dado muchas vueltas buscando un patrón que me sirviera y, por fin, encontré uno que, aunque estaba en italiano (o en alguna lengua que yo identifiqué como italiano), pude comprender al ser los números universales.

Tirando un poco de imaginación y otro poco de trabajos anteriores, lo convertí en una cabezona súper, súper, súper mona. Una vez visto el resultado, tengo en mente regalarla, me gusta para cierta persona, cuya identidad no quiero revelar todavía. Mi duda es si hacerle un compañero cabezón para regalar la parejita....ya veré.

Un minichal para el verano.

Tengo que reconocer que me encanta tejer chales de todo tipo, aunque me desespere muchas veces de no verles el fin, el resultado después hace que merezca la pena, no me digas que no.

La verdad es que muy práctico no es, porque quién se atreve a ponerse un chal con las temperaturas que estamos sufriendo este veranito, pero es que tenía que gastar los ovillos de hilo que me sobraron de una chaqueta divina que me hice tiempo atrás.
Por cierto, voy a ver si le hago unas fotos y la publico, porque me quedó mu requetebién, modestia aparte, y además me ha dado un avío que no esperaba, porque todos los veranos no son tan sofocantes y a veces se hacía necesario un poquito de abrigo a primeras horas de la mañana.
Espero que refresque para poderlo estrenar o sólo para que refresque porque sí, tampoco mucho pero unos graditos menos nos vendrían bien para soportar la vida. Todo pasa y todo llega, que no panda el cúnico.

Con nocturnidad y alevosía

Pues sí, del huevo salió el ovíparo, estaba cantado... what else? como diría aquel de los cafés. Ojazos que tiene el animalito, muy monos pero del todo incorrectos, primero porque lo blanco del ojo nunca es blanco en un búho sino amarillento, tirando a naranjita,  y segundo porque jamás mueven los ojos como éste que mira hacia abajo, por eso giran la cabeza de esa forma tan niña del exorcista, claro que todo esto es totalmente secundario comparado con ese plumaje morado, ¿quién ha visto un búho morado?

Este también va de regalo, en este caso para una chica desconocida para mí pero con una ululofilia manifiesta. Que nadie se asuste, que la chiquilla no está enferma ni nada por el estilo, simplemente es que le gusta coleccionar búhos, así que ahí lleva otro para la colección, espero que sea de su agrado aunque políticamente incorrecto.

A wise old owl
sat on an oak,
the more he saw,
the less he spoke,
the more he spoke,
the less he heard.
Why can´t we all be
like that wise old bird?

Lo que yo interpreto como: ver, oir y callar.