Cuando uno es novato en algo, lo cierto es que todo se vuelve un experimento. Dándole vueltas a la amalgama de patrones, fotos, tutoriales y otras pamplinas que tengo archivados en mi ordenador, se me ocurrió usar lana en lugar de algodón para hacer el próximo amigurumi, todo ello condicionado, claro está, a las existencias de lana que hubiera en la caja de los restos.
Después de un buen rato combinando colores y grosores pude hacer esta combinación que creo que no queda del todo mal y la visualicé al instante: una conejita de orejas largas, y visualicé a su destinataria: la chiquitina. Uf, me vine arriba de tal manera que no podía parar de tejer deseando ver el resultado, y ahí está de momento... le veo muy buena pinta.
La verdad es que lo uniforme y lo definido que queda el tejido en el algodón no queda en la lana, o al menos en este tipo de lana, será cuestión de seguir experimentando, pero sí que es mucho más fácil de tejer, no sé yo si compensa una cosa con otra. Aunque parezca una exageración, la fuerza que se hace con el algodón es más que con la lana, que deja que la aguja deslice mucho mejor, el movimiento de muñeca es más relajado y no provoca como en el algodón que haya que hacer tanta pausa por fatiga.
Y no es ninguna tontería, cuando se repite el mismo movimiento miles de veces, sí, he dicho miles, los pobrecillos responsables de ese movimiento acaban fatigados, hay que darles un descansito para reponer, pruébalo. Me voy a entretener para la próxima publicación en contar los puntos que lleva por ejemplo esta insignificante conejita, seguro que nos sorprendemos todos.
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