Como el título de la entrada no dejaba mucho a la imaginación, coloco en primer lugar las fotos, que tampoco sugieren otra cosa más que un caballito. Este no es gris ni nos lleva hasta París, pero ha llegado a Córdoba, ni más ni menos. Con todo mi cariño para mi veterinaria en construcción, que llegará tan lejos como quiera, y no al trote... al galope, porque ella lo vale. Un besazo para ti, mi niña, se te echa mucho de menos.
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